Semana cultural en Copenhague

La semana pasada fue una semana intensa en cuanto a acontecimientos culturales se refiere. Conciertos, teatro, cine, libros, de todo un poco. Cuento, a continuación un poquito mis impresiones sobre todo lo visto, oído o leído.
El martes tocaba tarde de rock'n'roll: New York Dolls en directo en la sala Amager Bio. Hacía tiempo que deseaba ver de lo que eran capaces de hacer a estas alturas de carrera las Muñecas. Johansen y Sylvain tiran de un carro que, en mi modesta opinión es ahora mismo uno más del montón. Saben estar sobre las tablas, sólo faltaría después de tantos años, pero la propuesta actual se queda en correcta y ya está. De todos modos yo disfruté como un enano: grata compañía (éramos seis colegas) y viejos imnos hicieron que por momentos perdiese los papeles y me sintiese poseído por el rock. Empezaron con Looking for a kiss y terminaron con Personality Crisis. Entre medias números como Trash o You can't put your arms around a memory hicieron que por momentos el recuerdo de Johnny Thunders sobrevolara la sala, a lo que yo, modestamente, contribuí llevando mi camiseta del susodicho difunto: Johnny Thunders live or death. Temas de sus dos recientes trabajos con la nueva formación y generosas cantidades de birra completaron el menú. Bien.
El viernes, festivo en Dinamarca, tocaba teatro. Skyggen af Kain (La sombra de Caín). Una obra danesa en la que sejuega con conceptos como el tiempo, la muerte, la amistad... Interesante puesta en escena en una carpa redonda en la que la característica principal era la proximidad entre actores y público, pues la obra se representaba en un círculo delimitado por los espectadores. Cuatro actores solamente que al mismo tiempo jugaban con las luces, la música y el sonido. Hombre, de haber sido danés me habría enterado de todo; siendo españolito comprendí la mitad, cosa que por otra parte ayuda a exprimirse las neuronas y tratar de completar las lagunas. Como digo, interesante propuesta e interesantísima experiencia.
Y hablando de españolitos, el otro día paseando por Norrebro, popular barrio copenhagués, me topé con un café-librería español, que tenía libros en oferta: por 10 coronas (1,5 euros aprox. ) podías hecerte con alguna cosilla interesante. Entre otros libros, encontré uno curioso: Los españolitos y el humor, de Evaristo Acevedo. Ni idea de qué iba, pero lo pillé. Bueno, pues el dicho Evaristo, por lo visto humorista, escritor y periodista, creo que ya fallecido, defiende la tesis de que la contribución española a la historia del humor es mayor que la del resto de países, enfrentándose a la tesis de que fue Inglaterra la cuna de los más grandes humoristas. A través de la obra de Marco Valerio Marcial, Juan Ruiz Arcipreste de Hita, El Lazarillo, Cervantes y El Quijote, Quevedo, Larra, incluso las pinturas negras y los grabados de Goya, llega al siglo XX y La Codorniz para terminar definiendo el humor: "El humor es lo cómico dignificado por la defensa de una filosofía suprasocial". Toma ya. Polémico libro en su momento, se lee agradablemente y aporta ciertas anécdotas y ejemplos que lo hacen hasta cierto punto interesante, aunque pienso que adolece de cierto estilo que me recuerda mucho a las bromas que de pequeño tenía que oir y sufrir una y otra vez por mis tíos. No sé si me explico, pero supongo que todos recordáis a esas personas mayores que os preguntaban si horchata se escribía con ache o sin ella. En ese plan. Pero algo que me llamó la atención fue saber que el rey Felipe IV jamás se reía en público pues lo consideraba fuera de la etiqueta que le correspondía. Me pregunto: se reiría en privado? O bien no paraba de soltar carcajadas debido a todas las risas que tenía que contener o era un palo de hombre.
También he terminado de leer la trilogía de Stieg Larsson, Millenium. A mi me encantan los tres libros. Me han mantenido enganchado a ellos desde el primer momento, y eso en tochos de 800 páginas cada uno, creo que es un mérito. Recomendabilísimos los tres.
De momento eso es todo desde Copenhague. Hasta otra, que espero sea pronto y me gustaría que fuese de vuelta, osea: que escriba alguien algún comentario. Farvel.